Entrevista de Dênis de Moraes à revista Debate, de Buenos Aires (07/11/2012)
1- Tanto Lula como Dilma han expresado públicamente la necesidad de cambiar la legislación en torno a los medios de comunicación en Brasil. De hecho, se han tomado medidas sobre la TV por suscripción. Sin embargo, todo parece indicar que las iniciativas tendientes a avanzar con un nuevo marco regulatorio sobre el sector, por el momento, no podrán avanzar mucho. Cómo caracterizaría Ud. el escenario en Brasil y, en su opinión, qué expectativas y qué límites debemos tener en cuenta a la hora de hacer un análisis al respecto?
R: Después de diez años de gestión de Lula y Dilma, el sistema de comunicación de Brasil continúa siendo uno de los más anacrónicos de Latinoamérica, con dramática concentración de los medios en torno de un puñado de conglomerados privados. El bloque parlamentario oficialista es mayoritario en el Congreso Nacional, pero el punto crucial son las alianzas del PT de Lula y Dilma con partidos conservadores. A diferencia de Argentina, Uruguay, Bolivia, Venezuela y Ecuador, en Brasil ciertos partidos de derecha y de centro-derecha comparten el poder con el PT, comandando ministerios y empresas estatales. Uno de los aliados de Dilma y Lula es el presidente del Senado, José Sarney, que ha sido presidente del partido oficialista de la dictadura militar (1964-1985). Estas alianzas contradictorias impiden, muchas veces, avances y cambios, incluso en la área de comunicación. Cuando alguna medida es tomada por el gobierno brasileño, casi siempre tiene alcance limitado y relativo, como el caso de la nueva ley de televisión por cable, de septiembre de 2011, que ha autorizado, de manera indiscriminada, la participación de corporaciones privadas de telecomunicaciones en el sector. Todo lleva a creer que Telmex de México, Telefónica de España y la News Corporation del magnate Rupert Murdoch controlarán el mercado, las estrategias de programación y la distribución de contenidos. En sintesis, el círculo vicioso de la concentración va a ser fortalecido. El incremento de la producción audiovisual independiente, previsto en la legislación y muy celebrado por el oficialismo, sólo asegura tres horas y media de por semana a películas nacionales (ahí incluida la cota de producciones comerciales supuestamente “independientes”), y en determinados horarios y a criterio de las operadoras de los paquetes. Y, para peor, los canales comunitarios fueron excluidos de la ley, lo que significa la prevalencia de los intereses mercantiles sobre la diversidad cultural.
2- Una característica que presenta el mercado infocomunicacional en Brasil- tengo entendido- es que se encuentra segmentado regionalmente. Este no constituye un factor para desalentar la concentración de medios en dicho país? Todo indica- dada la presencia de grupos monopólicos como Globo- que no, por qué?
R: No desalenta de manera alguna la concentración. Los mercados son segmentados regionalmente, pero controlados por grupos empresariales y dinastías familiares asociados o dueñas de corporaciones mediáticas con fuerte presencia nacional. Así que las variaciones en las programaciones y contenidos son limitadas y generalmente siguen las estratégias definidas por las holdings, solamente incorporando determinados elementos y tendencias regionales que incrementen sus audiencias y ganancias. Las holdings distribuyen y coordinan sus inversiones a partir de un conjunto de orientaciones ideológicas, políticas y económicas, cuya finalidad esencial es garantizar rentabilidad máxima y mantener sus influencias en la formación de la opinión pública en todos los niveles y mercados (nacionales, regionales y locales).
3- Usted ha reivindicado en más de una ocasión la ley argentina. Me gustaría tener nuevamente su opinión sobre el tema. Algunos analistas coinciden en que el proyecto que más se acerca a nuestra norma es el de Ecuador. Sin embargo, la iniciativa de Correa plantea ciertas sanciones sobre determinados contenidos y en lo que se refiere al otorgamiento de licencias ofrece un poco más de ambigüedades. Cuál es su opinión?
R: No me parece adecuado comparar las nuevas leyes de Argentina y Ecuador, aunque la legislación ecuatoriana se inspire en determinados principios de la Ley de Medios (como por ejemplo la división del sistema de comunicación en tres partes equitativas, una para el sector estatal/público, otra para el sector privado lucrativo y otra para el sector social/comunitario). Eso porque las metodologías de elaboración fueron diferentes; las realidades sociopolíticas y económicas de los países tienen pocas semejanzas; y los grados de intervención del poder público en el sistema de comunicación son más acentuados en Ecuador, sobre todo para (a) evitar que los contenidos y programaciones que se difunden socialmente sean prisioneros de las ambiciones mercantiles y políticas de las empresas de radiodifusión; y (b) impedir que corporaciones financieras y bancos tengan participaciones en el sector de comunicación. De otra parte, la avanzada Ley de Medios es mucho más contundente en el combate a la acumulación de licencias de radio y televisión por grupos monopólicos, además de su énfasis en fomentar la producción audiovisual nacional y independiente - preocupaciones que considero esenciales para reestructurar democraticamente la radiodifusión. Lo que debemos subrayar es el extraordinario compromiso político de los gobiernos de Correa y Cristina al enfrentar los grupos monopólicos que durante décadas (inclusive en las dictaduras) acumularon privilegios, ganancias y poder, y ahora, finalmente, están siendo sometidos a normas legales que valorizan el pluralismo y la diversidad cultural.
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